CUARTO MANDATO



La década de 1960 empezó con la crisis del comercio exterior: en 1961 bajaron las exportaciones del banano en un 5.8 y las del café en un 20 por ciento. El ingreso per cápita disminuyó en un 1.1 y la parte de la producción nacional destinada a sueldos y salarios se redujo en 1.5 por ciento. Los precios internos subieron vertiginosamente. De no arbitrarse medidas, la crisis "adquirirá una complicación tan severa que podría traducirse en graves conflictos sociales.", advertía el gerente del Banco Central en la Memoria de 1961.                 A esta crisis se sumó el efecto político e idealista de la Revolución Cubana y la acción de los Estados Unidos para contrarrestarla en todo el continente. Aunque el fervor revolucionario empezaba a borbotar, el marxismo ecuatoriano se dividió. El Partido Comunista, luego del fracaso de las elecciones de 1960, pudo retener a las bases obreras y campesinas, pero perdió la dirección de la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana que se ilusionó pensando que "el izquierdismo era el remedio contra la enfermedad senil del comunismo", que la revolución estaba al alcance de la mano y que había que acelerar su advenimiento a través de acciones coyunturales y descabezamientos culturales que no hicieron sino alarmar a la Derecha.
En este escenario que empezaba a perfilarse actuó el cuarto velasquismo. El hecho de que los velasquistas hubieran triunfado en varias elecciones seccionales y de que la represión poncista de junio de 1959 en Guayaquil hubiera exacerbado el malestar del pueblo por la crisis económica, movió a los líderes velasquistas a proponer a Velasco una nueva candidatura. Éste, residente en su eterna Buenos Aires, se resistía pero al fin lo convencieron: "El velasquismo con usted en 1960 es invencible", le había escrito Carlos Julio Arosemena Monroy.
Lanzada la candidatura de Velasco y la de Carlos Julio Arosemena para vicepresidente, se vio que el binomio era ciertamente invencible. Terciaron en la contienda Galo Plaza Lasso por los liberales, Antonio Parra Velasco y Benjamín Carrión por la Izquierda y el cefepismo, Gonzalo Cordero Crespo por la Derecha. La campaña fue violenta, de una violencia de los velasquistas contra el presidente Ponce y de éste contra los velasquistas. Una violencia sobre todo verbal.      Velasco triunfó en 11 provincias con el 48.77 por ciento de los votos (373.811). Plaza obtuvo 175.076 votos; Cordero Crespo, 172.690 y Parra Velasco, 46.173 votos. Ante triunfo tan contundente Ponce viajó a Europa, Plaza a los Estados Unidos, Guevara renunció la dirección de la C.F.P. y se marchó a México.
El primer acto de Velasco Ibarra fue declarar nulo el Protocolo de Río de Janeiro, firmado a la fuerza. Hubo alborozo en Ecuador, indignación en Perú y preocupación en América. Propuso la reforma agraria como comienzo de un cambio estructural pero su propuesta no tuvo eco pese a que Velasco contaba con mayoría en el Congreso. Pronto estalló la crisis fiscal y con ella el malestar del pueblo, la agitación estudiantil y un germen de división entre el vicepresidente y el presidente, pues Velasco se había dejado aprisionar por un pequeño grupo oligárquico. A mediados de 1961 se rompió la unidad del Gobierno con las críticas del vicepresidente a ese grupo de "hombres enloquecidos por el dinero" y por el desconcierto que causó la visita de Arosemena y un grupo de legisladores a la Unión Soviética.                                                                                                                        En julio de 1961, Velasco unificó el tipo de cambio desvalorizando el sucre, medida necesaria pero tardíamente tomada. Criticada por el pueblo, la medida resquebrajó más aún el frente interno ya violentamente dividido en el Congreso. Los hechos se precipitaron. El presidente viajó a Cuenca para la celebración del Tres de Noviembre y Cuenca no lo quiso recibir. El vicepresidente de la República y presidente del Parlamento acusó al régimen de haber intentado asesinarle en una balacera entre las barras opuestas del Congreso, hecha por Arosemena. Velasco ordenó la prisión del Vicepresidente, de varios legisladores y de dirigentes de la oposición, entre ellos Assad Bucaram, nuevo jefe de la C.F.P. El batallón Chimborazo, acantonado en Quito, se sublevó contra estas medidas del presidente, y aunque la sublevación fue prontamente sofocada, las Fuerzas Armadas depusieron a Velasco y encargaron el Poder al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Camilo Gallegos Toledo. Éste no tuvo tiempo para gobernar porque la Fuerza Aérea con vuelos rasantes sobre el palacio del Congreso intervino a favor del vicepresidente preso mientras el Ejército bloqueaba con tanques el Parlamento. Los legisladores, presionados y respondiendo también al sentir de los estudiantes y de la ciudadanía, proclamaron presidente a Arosemena, quien pasó del penal García Moreno al palacio de Carondelet en nombre de la Constitución y del peso de 12 años de tradición democrática que inhibió a los militares de tomarse entonces el Poder.                                                                                                                                             Así acabó el cuarto velasquismo que había puesto en marcha el segundo plan vial, fundado el Banco de la Vivienda, iniciado el mutualismo de ahorro y crédito, establecido la empresa de cemento Guapán y protestado por la invasión a Cuba por mercenarios respaldados desde Wáshington.

1 comentario:

  1. Si recuerdo el 4to. velasquismo y los enloquecidos por el dinero,tenía 14 años de edad, la URJE - también el negociado de la chatarra, camiones del ejército de la 2da. guerra mundial, ahora tengo 72 años y están los enloquecidos por la corrupción.

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